Abstract

Plasmar y ejemplificar los conceptos de fragilidad y memoria por medio de la obra. 

A través de el uso de un material tan frágil como el papel se van pegando simultaneas capas sobre un globo, de modo que adquiere el volumen y la forma de éste pasando a tener un tamaño y volumen imponente a pesar de su materialidad.

Al mismo tiempo estas capas de papel se sellan finalmente con una última capa que presenta escritos de distintas personas que dan cuenta de cierta colectividad del proyecto y de como el otro  pasa a ser parte de él contribuyendo con sus vivencias y su memoria a plasmar aquel recuerdo a hacer de cierta forma que este perdure, dejando una huella, un registro de que eso pasó.

La esfera escrita con distintos lápices, tipografía, color y tamaño es en ocasiones envuelta por una cuerda que juega de igual forma con esa relación entre tamaño, color y densidad, y otras ausente, lo que muestra una serie variada a pesar de ser la misma forma.

El hecho de que distintas personas escriban, recoje la intención de dejar en evidencia el papel que juega la carta, la distancia, el lenguaje y la importancia de comunicarme con el otro; porque a pesar de que a simple vista no se lee apreciando la obra sólo como el montaje de la misma, la información, la intimidad que se plasma genera cierta relación entre quien la escribe y quien trata de leerla.

Lo que se busca es demostrar que a pesar de la delicadeza del papel, de su precaria condición y liviandad, adquiere fuerza y respeto al establecerse como un cuerpo con historia e información que funciona tanto dentro de un conjunto como individualmente.

Porque en la medida que protegemos aquello que es parte de nuestra, pero al mismo tiempo buscamos compartir con el otro, la tradición hace su trabajo, pero el registro debe plasmarse más allá de nuestro recuerdo.

“la memoria es frágil, por eso olvidamos, 
pero cuando somos capaces de recordar 
el pasado se torna más fuerte que el presente”


.